NUEVOS CAMINOS, EL ACOMPAÑAMIENTO EMOCIONAL
A lo mejor, te preguntas, ¿Qué es el acompañamiento emocional? Y sobretodo ¿Para qué sirve?
El acompañamiento emocional, sea cual sea, es una herramienta de trabajo que permite conocer, vaciar y transformar las emociones atrapadas en las vivencias de nuestra vida y por tanto atrapadas en nuestro cuerpo o nuestra psique.
Con esta descripción puedes imaginar que sirve para mucho, lo principal es que acelera los procesos que conducen hacia el equilibrio y bienestar de mente, cuerpo y alma, de manera que tomamos conciencia de cuáles son los programas y creencias que están gobernándonos para así poder modificarlos y adaptarlos a las necesidades actuales de cada un@. Esos programas de miedo a conducir, dolor de tortícolis cada vez que veo a tal persona, acidez de estómago cuando hablo en público, comer cuando estoy sol@, apatía cuando llego a casa, vergüenza al sexo incluso en pareja, y un sinfín de programas. Todos ellos se instalaron en el pasado por una necesidad no satisfecha con una emoción no expresada y con una intención positiva de sobrellevar esa vivencia de la mejor manera posible, es decir que fue la mejor solución que encontramos para sobrevivir a la experiencia. ¿Será posible?
Vaya que sí,” ¿Y todo este tiempo arrastro esta tortícolis porque no he expresado las pocas ganas que tengo de que venga esa persona?, ¿De qué se acerque a mí y encima tenga que saludarla con un beso? Eso me hace sentir contrariad@ porque por un lado lo hago y por el otro lado no quiero hacerlo. Y es que en el inconsciente, esa persona resuena con un familiar que durante mi infancia me obligaba a saludarla con un beso mientras yo la/lo detestaba pero tenía que hacerlo si no quería ser castigad@”. Es un ejemplo, hay tortícolis que tienen otro origen.
Es muy sencillo pero a la vez nos lo han puesto muy complicado, hemos crecido con miedo a las emociones y además sin respeto hacia ellas y sin darles la importancia que tienen. Te animo a que te dejes sentir en cada momento lo que sientes, si quieres llorar, lloras, si estás triste, te entristeces, si sientes rabia, te enrabias, si viene alegría te alegras y así constantemente. Ya verás el bien que te hace, con la única emoción que tienes que ser un poco cauto si hay personas contigo, es con la rabia. Muchas veces confundimos rabia con violencia, te propongo que expreses tu rabia sin agredirte a ti ni a otras personas, no dejes que se acumule dentro de ti, porque llegará un momento que será incontrolable y estallará delante del primero que se acerque a ti. La rabia es difícil de expresar porque conlleva mucha energía y mucho dolor, suele pertenecer a situaciones de gran injusticia e incomprensión y verbalizar lo que uno vive es muy duro, a veces es más fácil pegar un puñetazo que decir exactamente qué es lo que nos enfurece. En ese caso, si necesitas descargarte rápido puedes desahogarte cuando estés sol@ o con una compañía que sepas que no te va a juzgar, utiliza todo tu cuerpo para sacar lo que llevas dentro, golpea un objeto, grita, corre, llora, lo que necesites hasta quedarte agotad@. Una vez hecho esto, reflexiona sobre qué es exactamente aquello que te ha enfurecido tanto, qué pasa en tu interior.
Cuando empiezas a expresar tus emociones, a lo mejor para los demás será raro o les incomodará, porque no están acostumbrados a que nos dejemos sentir y se preocuparán, no sabrán qué hacer o qué decir. Para ti es muy fácil, “estoy sintiendo la tristeza que esto me produce hasta el final y así no arrastro este sufrimiento y encuentro mi recurso interno”. Si la persona está familiarizada con sus emociones podrá apoyarte, si no, no esperes consuelo, porque la persona se va a bloquear. Acabo de contarte la parte mágica, la clave, hasta que no me dejo sentir la emoción hasta el final, no sé exactamente qué me pasa y por lo tanto no tengo recursos para solucionarlo. En cuanto lo vivo hasta el final, se da un cambio interno, aparece el recurso, la transformación y algo grave y grande, empieza a ser más pequeño y más leve hasta llegar a la serenidad y a veces a un cambio total, llega el amor, la paz y la alegría. Es todo un proceso lleno de sabiduría que podemos recuperar.
En la consulta, durante la sesión, el acompañamiento sirve para ayudarte a saber qué es exactamente lo que te pasa, a quitar el grano de la paja, a esclarecer, a extraer la esencia del problema. Así que entras diciendo “me preocupo por todo, la cabeza no me para de dar vueltas, tengo miedo a equivocarme, tal persona me pone nerviosa, me da miedo enfermar” y pasas a decir “ahora lo entiendo y sé exactamente de donde viene esta sensación”. Vamos de lo general a lo concreto, hayamos la estructura limitante y la desestabilizamos para construir una nueva con una nueva perspectiva y adaptada a tu nuevo yo. En caso de que acudieras debido a un síntoma físico, este, habitualmente remite y tal como el cuerpo enfermó, empieza a sanar.
Además de esto, vas a ir acumulando una serie de recursos internos que te permitirán estar cada vez más en referencia interna, conectad@ contigo mism@, encontrando equilibrio y ganando autonomía en tu vida. Por supuesto, como la vida es el gran aprendizaje, aparecerán nuevos retos, nuevas cosas que te desestabilizarán y para las cuales tal vez necesitarás que alguien te ayude y recurrir a esa ayuda será muy bueno para ti. Eso quiere decir que para lo que ya has aprendido, no necesitas ayuda y que para este nuevo aprendizaje estás abierto a quererte y seguir aprendiendo con ayuda de otra persona. Te felicito.
Lo mismo pasa con los que ejercemos esta profesión, nosotr@s más que cualquiera, si es que somos coherentes y responsables, tenemos a nuestr@ propi@ profesional que nos acompaña. Gracias a la vida somos personas y no máquinas y la vida en sí implica conflictos. Para poder ayudar a otras personas, tenemos que hacernos cargo de nosotr@s mism@s.
Para finalizar, te invito a que no creas nada, abras tu mente y tu corazón y te dejes guiar por la curiosidad, experimenta, vive y luego sigue viviendo.
Irene Fontana Garcia
Agosto del 2020
